El número de aplicaciones maliciosas para el sistema operativo Android ha aumentado, con respecto a 2010, en un 472%. Esta es la realidad que se trasluce de un estudio publicado por la empresa de seguridad Juniper Networks, que también indica un repunte especialmente acusado este mes de noviembre, con un incremento del 110% con respecto a octubre. Además, España es el séptimo país en cuanto a número de terminales afectados por virus y códigos maliciosos. ¿Ha llegado el momento en el que los usuarios de teléfonos móviles deben comenzar a preocuparse por la seguridad de sus datos?
"Lo primero que la gente debe comprender es que su 'smartphone' no es un teléfono, es un ordenador. Por hacer una comparación, se parece mucho más al ordenador que tienen en casa o en la oficina que al teléfono que usaban hace 4 ó 5 años", explica a El Confidencial Vicente Díaz, analista senior de malware de Kaspersky Lab. En efecto, en 2011 no se utiliza el móvil como en 2004, el año en el que se conocen los primeros casos de virus para estas plataformas. Las utilidades de los teléfonos inteligentes son infinitamente mayores que la de sus antepasados gracias, principalmente, a la conexión a Internet. El reverso oscuro radica en que llevamos, en el bolsillo de la chaqueta o en el bolso, datos extremadamente sensibles como el número de cuenta bancaria, la información de nuestros contactos de las redes sociales o imágenes que simplemente no deben salir del ámbito privado -que se lo digan a Scarlett Johansson-.
¿Cómo se infecta un 'smartphone'?
"Ya pasó el tiempo en el que se utilizaba el bluetooth para trasmitir código malicioso, en estos momentos la principal vía de transmisión, casi la única, son las aplicaciones", afirma Díaz. Los virus disfrazados de 'apps' están presentes en toda la red y han llegado incluso a infiltrarse en las tiendas oficiales como Android Market. Según el experto consultado, durante 2011 los piratas han colado 50 programas de malware que han infectado a 250.000 usuarios. No se da la misma circunstancia en Apple Store, cuyos responsables mantienen un control mucho más estricto de los contenidos. Así, en las diversas ocasiones en las que analistas, periodistas y hackers han tratado de infiltrar software malicioso en la tienda de iPhone y iPad, éste ha sido retirado en cuestión de horas.
No es solo que en la firma de la manzana estén más atentos que en Google, influye también la política de admisión: Apple revisa y filtra todo lo que publica mientras que Android es un sistema abierto que fomenta la participación de desarrolladores no profesionales. Es fácil conseguir una cuenta de desarrollador anónima y Google solo actúa tras una serie de denuncias, cuando ya hay usuarios infectados.
Las actualizaciones marcan la diferencia
Sin embargo, la clave de la seguridad en los móviles está en su software, en la capacidad del sistema operativo para tapar los agujeros que los hackers van descubriendo. Y en este apartado Apple y Blackberry le llevan una ventaja notable respecto a sus competidores. Ambas compañías crean el teléfono y su sistema operativo, de forma que poseen el control absoluto sobre lo que en él acontece. Conocen a la perfección cómo su máquina ejecuta su código y están en disposición de lanzar una actualización con presteza en caso de darse una crisis de seguridad.
Por contra, Android es un sistema compatible creado por Google para ejecutarse en multitud de terminales. Por ejemplo, Samsung, HTC o Motorola lo utilizan para todos sus productos sin entender al 100% las interacciones entre el programa y su hardware. Como consecuencia, la responsabilidad de mantener actualizado el terminal se diluye entre el fabricante, el creador del software y, en último caso, la operadora telefónica. "No es problema de Google actualizar los teléfonos, sino mantener Android seguro. Los fabricantes tienen que esperar a estos updates y luego adaptarlos a sus teléfonos, lo que da lugar a un ecosistema mucho más lento en actualizar, más propicio para los piratas", aseguran desde Kaspersky.
¿Qué hacen los virus y cómo saber si está infectado?
Díaz advierte de que los tiempos han cambiado: "Tener un móvil infectado es muy peligroso. Antes los virus se limitaban a enviar numerosos SMS a un número de tarificación especial para lucrarse; hoy controlan la cámara, la agenda, el GPS... dominan el teléfono y lo que el usuario hace con él". En el peor de los escenarios, un hacker podría transferir dinero de su banco, hablar con sus contactos a su nombre, ver a través de la cámara lo que está haciendo y conocer en todo momento cual es su situación geográfica. Y lo peor es que no es fácil diagnosticar una infección: "No se nota casi nada. Puede que el terminal funcione más despacio, que fallen cosas. Hay veces que se puede ver un programa extraño corriendo en el administrador de tareas e incluso es posible eliminarlo como una aplicación normal. Otras, cuando el código está bien hecho, solo pueden ser detectados por un antivirus", continua Díaz.
"El malware ha creado problemas enormes en ocasiones. Se han infectado terminales de trabajadores con información confidencial de sus empresas y los hackers han terminado por infiltrarse en la red de la compañía. Para evitar las amenazas no hay fórmulas secretas, solo tomar precauciones: vigilar las aplicaciones que se descargan, instalar un antivirus y, si es posible, guardar copias de seguridad aparte", sostienen desde la compañía especializada en antivirus.
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